La capital francesa tiene en la mira los vehículos de dos ruedas para liderar la movilidad urbana presente y en el futuro. Así lo está haciendo París.
Lección 1. Obvio, con más ciclovías
El ayuntamiento parisino ha completado la construcción de más de 170 kilómetros de carriles para bicicletas, provocando que la gente que se transporta en ‘bici’ incremente su uso en más de 60% en apenas dos años. El equipo de la alcaldesa socialista Anne Hidalgo se ha fijado 2025 para completar su vélorrution, como lo llamó la revista L’Obs en un juego de palabras entre bicicleta, vélo, y revolución: crear una red densa de carriles bici en París, con abundantes conexiones con la periferia para que los pedales se conviertan en una verdadera alternativa de transporte.
Además, hay planes para crear una red de más de 600 kilómetros de carriles bici en la región. Incluso el Gobierno central apoya la transición a las dos ruedas en París y el resto de Francia: el primer ministro, Jean Castex, prometió un “plan de la bicicleta muy ambicioso”. El año pasado, se añadieron 100 millones de euros más a los 350 millones previstos en el plan bicicleta inicial, presentado en 2018, y que tiene por objetivo que para 2024 el 9 % de trayectos en el país se realicen en bici (frente al 3 % actual).
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2. También aparcamientos

Para la Ciudad de la Luz no es suficiente el aumento de carriles exclusivos para bicicletas. Una tarea pendiente para el gobierno parisino son los estacionamientos para estos vehículos, como una medida de seguridad ante el brote de robo de bicis. “El miedo al robo es el último freno para los que quieren pasarse a la bici”, dice Paul Martichoux, presidente de 12.5, una start-up que adecúa plazas de garaje vacías como aparcamiento para bicicletas.
3. Una ‘manito’ del municipio

Como una alternativa para promover la movilidad sostenible en París, la alcaldesa Hidalgo también impulsa, desde 2019, subvenciones de alrededor de 500 dólares para todos aquellos que se decidan a comprar una bicicleta. Igualmente, se ofrece un reembolso de $50 para reparar una bicicleta vieja.
Con ambas estrategias, miles de personas se han volcado a hacer colas en las tiendas de bicicletas. Hasta los supermercados se están lanzando a la entrega a domicilio en bicicleta y los talleres de reparación no dan abasto.
A su vez, cabe destacar que esta urbe cuenta con servicios municipales para alquilar bicicletas urbanas. Uno de ellos es la red Véligo, la cual durante la pandemia el año pasado registró casi medio millón de usuarios; el año anterior, en cambio, apenas había contado menos de 100.000 abonados, es decir, 13.000.
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4. Conciencia ecológica

No es coincidencia que el reconocido pacto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el calentamiento global, justamente se denomine Acuerdo París. Y, en ese sentido, la capital francesa debe poner el mayor ejemplo.
“No hacemos una política de promover las bicis porque nos encanta montar en bicicleta, sino porque tenemos un problema importante de cambio climático y de crisis sanitaria: ya sea el coronavirus o la polución, todo es un paquete y un contexto que nos exige usar modos de movilidad menos contaminantes y que nos permitan reconquistar el espacio, quitar un poco de hormigón y poner más naturaleza”, insiste David Belliard, miembro del equipo ejecutivo responsable de la transformación del espacio público.
5. Registro Único… ¡De bicicletas!
A propósito de la necesidad de prevenir los robos de este tipo de transporte, el municipio de París ha implementado desde comienzos de 2021 el marcaje con un “número único” para las bicicletas nuevas. Esta intención es parte de una normativa que permite identificar las bicis en caso de robo. Para los modelos de segunda mano, la regulación entrará en vigor en julio.
6. Escuelas de bicicletas

Para elevar la sensación de seguridad al rodar en bicicleta por las calles, París está evidenciando un auge de escuelas de bicicletas. “Hay un boom desde hace un año”, dice Louis Staritzeky, que lleva una década enseñando a montar en bicicleta en la capital francesa.
Y cada vez llega más gente que “no se siente muy segura sobre una bici”, pero que está dispuesta a dominarla para convertirla en su medio de transporte cotidiano. Son adultos de todas las edades decididos a aprender a montar o mejorar su técnica. Y son cada vez más.
¡La ‘velorrution’ está en marcha!

Belliard está más que seguro que la revolución de la bicicleta, o ‘velorrution’, es imparable. “Se hará con nosotros o sin nosotros, porque la gente quiere usar la bicicleta”, sostiene el urbanista en una entrevista con El País.
Belliard, ciclista desde hace dos décadas, afirma que “hay muchas señales positivas, como la explosión de la venta de bicis, que demuestran que algo está pasando”. Entre 2018 y 2019, el uso de bicicletas en París aumentó 49 %. Pese a los confinamientos de la pandemia, entre 2019 y 2020 el uso siguió creciendo otro 13 %, según la Alcaldía.
Por supuesto, la ‘biciruta’ hacia una ciudad con menos automóviles ha sido compleja. Pero Hidalgo no prevé alejarse ni medio metro de su objetivo: reducir el tráfico de vehículos a motor. “Hace 20 y hasta 30 años que estamos en una batalla con los coches, y aunque cada vez hay oposiciones extremadamente fuertes, acaban apagándose, porque se dan cuenta, por ejemplo, que las zonas peatonales no matan el comercio, más bien al contrario”, señala Belliard.
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Otro desafío tiene que ver con los aspectos culturales que han dominado por mucho tiempo, sin cuestionamiento, la sociedad parisina. El historiador Frédéric Héran, autor de Retour de la byciclette (El retorno de la bicicleta), recordaba en L’Obs que en Francia, que tiene una industria automovilística importante, “los industriales lograron convencer a los franceses de que la bicicleta era algo reservado al ocio o al deporte”.
En todo caso, aunque es evidente que todavía faltan algunos ajustes por hacer , no hay vuelta atrás: la revolución de la bicicleta está en marcha.
#LaBiciEsElCambio

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