El transporte público, usado por la mayoría de la ciudadanía en Guayaquil, sigue con falencias que ponen en riesgo a quienes se transportan en los buses, generan riesgos en las vías y contaminan el medioambiente. Captamos otras dos infracciones.
Dejar y recoger pasajeros en lugares no autorizados es una de las infracciones que a diario vemos en nuestras vías, por parte de conductores del transporte público, que irrespetan la Ley de Tránsito.
A esto se suma que algunas unidades de transporte público emiten excesivo dióxido de carbono. Algunos buses llevan tras de sí una nube negra de humo contaminante, que afecta a nuestro medioambiente.
Dos de estos ejemplos fueron captados este martes por el equipo de Masa Crítica Guayaquil, en el norte de la ciudad. En el primer caso, el bus cambia bruscamente de carril, sin usar direccionales, para dejar pasajeros. El otro va dejando su rastro de contaminación.
Además, uno de los buses circula con la puerta abierta delantera e incluso una persona viaja en el estribo, algo contrario a lo que establece el artículo 169 del Reglamento de la Ley de Tránsito: “En el transporte público de pasajeros, los conductores circularán con las puertas cerradas y únicamente la abrirán para dejar o recoger pasajeros en los sitios establecidos para el efecto”.
Una tarea pendiente de la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) es la aplicación del Sistema Integrado de Transporte Urbano (SITU), que fue ofrecido como el mecanismo para controlar que los buses circulen únicamente con puertas cerradas, respeten los paraderos y se reduzca la contaminación que emiten.
En tiempos de pandemia, donde algunos usuarios de vehículos privados han satanizado al transporte público, es primordial que nuestras autoridades trabajen en mejorar el medio de transporte que moviliza a la mayoría de la población.