Si el 2025 hablara

Yo, el Año Viejo 2025, con la ropa llena de hollín de bus, el zapato pisado y el corazón golpeado por la bulla del tráfico vehicular, declaro que me voy… pero no me voy callado.

Antes de apagar la mecha, dejo por escrito mi testamento, para que Guayaquil no siga siendo esa ciudad donde cruzar la calle es deporte extremo, y pedalear es un acto de fe.

  1. A la Alcaldía, le dejo una Guía de calles recién estrenada: úsala sin miedo, como mapa de tesoro, para priorizar al peatón y que la ciclovía deje de ser “estudio en papel” y pase a ser una realidad.
  2. A los ingenieros de obra, les heredo una regla de oro: si el plano no se puede caminar con calma, está incompleto. Y si no se puede pedalear sin jugar ruleta rusa, también.
  3. A las “autopistas”, le dejo el deseo de que ese rediseño prometido se convierta en una avenida urbana de verdad: aceras que no desaparezcan y ciclovías que conecten, no que terminen en “sálvese quien pueda”.
  4. A la señalética, le heredo pintura de alta duración… pero con compromiso: que se pinte para ordenar y proteger, no solo para “verse bonito” en la foto.
  5. A los conductores apurados, les dejo un minuto de paciencia: ese minuto vale más que cualquier atajo… porque en Guayaquil, este año, las muertes viales dieron motivos de sobra para bajar la velocidad.
  6. A la velocidad, le dejo una maleta sin retorno: aquí ya no te queremos mandando. Porque la ciudad no necesita récords; necesita llegar vivos.
  7. A los motociclistas, les dejo un consejo que no es regaño, es cariño: casco bien puesto, luces, respeto al carril… y menos zigzag entre vidas. (Que el asfalto no perdona).
  8. A la Perimetral, Narcisa de Jesús, Vía a Daule, Vía a la Costa, Juan Tanca Marengo, Francisco de Orellana y 25 de Julio, les dejo una vela encendida y una exigencia: que ninguna muerte en la vía sea “normal”. Un ciclista no debería despedirse así, nunca.
  9. A la ATM y a quienes controlan, les dejo un pedido simple: control que eduque, que prevenga, que proteja al más vulnerable; y que la estadística no sea solo número, sino señal de alarma.
  10. A los que dicen “la bici estorba”, les dejo una calculadora: una bici ocupa poco, contamina menos y hace ciudad. El estorbo es la violencia vial normalizada.
  11. A los peatones, les dejo el derecho a cruzar sin correr: pasos cebra visibles, tiempos de semáforo adecuados, esquinas accesibles, sombra donde se pueda. (Caminar no es lujo).
  12. A la Isla Santay, les dejo una carta con sello ciudadano: que el paseo no sea “sí, pero no”; que el acceso también piense en ciclistas y patinadores, con camineras recuperadas y accesibles.
  13. A nuestra Masa Crítica, le dejo lo mejor del año: volver a encontrarnos en bici y patines, hacer comunidad en la calle y recordar que no rodamos “por deporte”, rodamos por una ciudad amigable.
  14. A los medios, les dejo una lupa: cuando haya siniestro, que no sea “accidente” por costumbre; que se cuente como lo que es: un hecho prevenible si se diseña y se gestiona bien.
  15. A Guayaquil, le dejo mi última chispa: que el 2026 sea el año en que el peatón deje de pedir permiso, y la bici deje de pedir perdón.

Y ahora sí, me despido:

menos velocidad, más vidas.

Nos vemos en la próxima rodada.

Masa Crítica Guayaquil


La imprudencia y velocidad en Guayaquil dejaron 272 personas fallecidas

(Corte nov 2025)



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